lunes, 20 de octubre de 2008

¿QUE SON UTILITARISTAS Y MARGINALISTAS?

UTILITARISTAS: Biene de la palabra utilitarismo.
Doctrina ética basada en que lo útil es lo bueno, y que, .en algunos casos, llega al extremo de considerar como recta la conducta moral cuando se dirige a la obtención de lo que puede serle útil sin preocuparse de los medios empleados. El término, más preciso que estas abstracciones, se aplicó a las doctrinas preconizadas por un grupo relativamente reducido de tratadistas ingleses, entre los que se incluian Bentham, James Mill, David Ricardo, John Stuart Mill, Austin y Sidgwich, y tenia por voceros políticos a Francis Place, Joseph Hume, Rocbuck, Grote, Buller y Molesworth. Aunque los "utilitarios" eran muy individualistas, y aunque James Mill negaba que existiese escuela alguna de este tipo, históricamente aparecen muy cohesionados, y su historiador apologista Leslie Stephen se refiere a ellos como si fuesen una secta. El epicureismo y el hedonismo clásicos constituyen sus antecedentes filosóficos, y el racionalismo inglés y francés, desde Locke a la Enciclopedia, culminando en el famoso libro de Helvetius, De l'esprit, y en las obras humanistas de Shaftesbury, Beccaria, Howard y el fundador de las modernas disciplinas económicas, Adam Smith. Algunos se fundaban en el empirismo tipico de los anglo-sajones, pero parece más propio relacionar aquella florescencia "utilitarista" con la profunda revolución industrial producida en Europa y especialmente en Inglaterra desde comienzos del siglo XIX. El principio utilitarista y en particular la idea de que el interés individual se identifica con el interés general es propio de una época en que la empresa individual era el resorte de todo progreso y en que tenía ,que lucharse con los residuos del feudalismo que pretendía ser la genuina representación del "paternalismo" social.
Los utilitarios basaban todo su sistema y sus derivaciones económicas, políticas, religiosas, educativas, en jurisprudencia, penología y pedagogía, en las leyes descubiertas por Bentham de que el hombre se gobierna por dos motivos fundamentales: el placer y el dolor. Mientras que los anteriores filósofos pensaban en términos de "derecho" y de "justicia", que cada uno concebía según su temperamento emocional, Bentham consideró que el principio de la ".utilidad" transportaba la política y la sociología a las serenas y' sobre todo impersonales regiones de las matemáticas. Si la ciencia observa al hombre objetivamente, con su mente libre de todas las preconcepciones morales y religiosas, encontrará que lo que el hombre busca primordialmente es conseguir el placer y evitar el dolor. Por consiguiente, la ciencia debe admitir que el placer es el "bien" y el dolor es el "mal". Incluso en muchos idiomas son conceptos sinónimos y que se confunden en el lenguaje.
En el campo de la economía, utilitarismo y economía clásica son una misma cosa. El aliento que Adam Smith infundió a la economía como ciencia estaba basado en el principio del utilitarismo. Este principio es el que propende a la libertad de comercio, al librecambio, a exigir gobiernos eficientes y que gasten poco, a la abolición de gremios y colegiaciones profesionales, a la extinción de toda forma de monopolio, a la competencia abierta y a la concurrencia universal, fundándose en la hipótesis de que, si todos los hombres fuesen libres para seguir y satisfacer su mejor interés y pudiesen comprar al precio más bajo y vender al precio más alto, no tan sólo se establecería el equilibrio natural en el mercado, sino que sus recíprocos egoísmos y mutuas ambiciones individualistas se neutralizarían unas a otras, armonizándose automáticamente para llegar a producir el máximo y lo mejor y distribuirlo equitativamente según los méritos de cada uno.

MARGINALISTA:
Este concepto resulta crucial para la ciencia económica, tanto es así que está en la base, y ha dado el nombre, a toda una corriente de pensamiento, el marginalismo. La utilidad marginal se refiere al aumento o disminución de la utilidad total que acompaña al aumento o disminución de la cantidad que se posee de un bien o conjunto de bienes y es, matemáticamente, igual a la derivada de la curva que describe la función de utilidad a medida que aumentan los bienes a disposición del consumidor.
Cuando un individuo adquiere unidades adicionales de una mercancía la satisfacción o utilidad que obtiene de las mismas va, desde luego, aumentando; pero dicho aumento no es proporcional o constante, pues cada vez resulta menor la utilidad obtenida de la última unidad considerada. Llegará un punto en que, por lo tanto, se alcance el máximo de utilidad y, a partir de este punto, podrá haber incluso una utilidad negativa, pues unidades adicionales del bien resultarán en definitiva una molestia, produciéndose entonces una desutilidad. Es posible que a una persona le guste tener un perro, o tal vez dos o tres, pero es casi seguro que estará dispuesta a pagar para que alguien se lleve a su décimo o vigésimo perro.
Este comportamiento del consumidor queda expresado entonces en lo que se llama la Ley de la utilidad marginal decreciente, que puede ser enunciada diciendo que a medida que el consumo de una mercancía aumenta en un individuo, manteniéndose constante todo lo demás, su utilidad marginal derivada de esta mercancía decrecerá. La ley de la utilidad marginal decreciente sirve para explicar el comportamiento de la demanda: Los gastos de una persona en los diferentes bienes reflejan su escala de preferencias y el nivel de su renta; de la ley enunciada se sigue que la utilidad total, obtenida del gasto de un ingreso dado, alcanzará su máximo cuando el gasto se distribuya de un modo tal que cada unidad de gasto (unidad monetaria) determine utilidades marginales iguales para todos ellos; debido a que los precios de los bienes difieren debiera decirse, para enunciar la afirmación anterior con más exactitud, que la utilidad en realidad se maximiza cuando las utilidades marginales de los bienes son proporcionales a los precios relativos de ellos. Esta es la condición de equilibrio para el individuo, considerado como consumidor. La ley de la utilidad marginal decreciente permite entender, entonces, cómo opera la demanda de un determinado bien o servicio, pues no es la utilidad que una mercancía aisladamente produce la que determina su demanda, sino la utilidad marginal que ésta posea para él en las circunstancias concretas en que se produce su elección.

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